Grupo de Lectura 1: Fecha: 20 de noviembre de 2021. Lugar: Sala de Juntas del Ateneo Mercantil. Nº de asistentes: 16. Editorial: BLACKIE BOOKS. Pág: 264 páginas.

Autora: Muriel Spark nació en Edimburgo en1918, de padre judío y madre anglicana. Como muchas mujeres artistas, tardó en encontrar su voz en medio de una vida de dificultades. Se casó muy joven, y siguió a su marido hasta África donde trabajó de profesora. Poco tiempo después, en 1944, se embarcó en un transporte de tropas y volvió a Londres, dejando atrás Rodesia (la actual Zimbabue), a su marido y a su hijo.

En Londres desempeñó diversos oficios; el más sorprendente, el de colaboradora en una oficina de contraespionaje del Ministerio de Asuntos Exteriores. Su labor allí era difundir noticias falsas para confundir a los alemanes. Con el fin de la Segunda Guerra Mundial se consagra por completo a la escritura, atravesando duros periodos de los cuales encontramos eco en varias de sus novelas, que nos hablan de un tiempo de juventud en el cual la escritora pasó hambre.

En principio escribe poesía y crítica literaria. Después algunas piezas teatrales para la radio, la biografía de varias figuras literarias del siglo XIX como Emily Brontë o Mary Shelley, y más de una veintena de novelas. Muriel escribía a mano, sin apenas correcciones y por un solo lado, en cuadernos especiales de espiral importados de su Escocia natal. Tras la publicación y éxito de sus primeras novelas, se tras­lada a Estados Unidos para escapar del medio literario británico que sentía que la oprimía. En 1979 abandona Nueva York con destino Italia. Allí vivirá hasta su muerte, en abril de 2006, en un pequeño pueblo de la Toscana, dejando una novela inacabada.

Recibió premios y distinciones, entre ellos, el título de da­ma del Imperio Británico en 1993 y el Premio David Cohen de Literatura Británica, por el conjunto de su obra, en 1997, reconociendo así a la más brillante de las escritoras de posguerra de Gran Bretaña.

Sinopsis: Novela en la que su protagonista, Caroline Rose, escritora en potencia recién convertida al catolicismo, oye voces. En concreto, la voz y las teclas de la máquina de la persona que está escribiendo esta novela. Ella sabe que es un personaje de novela y, por suerte, la novela es fascinante, divertidísima y profunda. Aunque a veces intentará cambiarla. Sus compañeros de historia son alucinantes. Por ejemplo, Laurence, su pareja, tiene una abuela encantadora y aparentemente inofensiva. Pero descubre que ella y una banda de espías podrían estar traficando con diamantes escondidos dentro del pan. Todos querríamos vivir en una novela de Muriel Spark, donde nada es lo que parece. Donde parece que todo es divertido e ingenioso, pero puede resultar duro y siniestro. Muriel Spark, que también se convirtió al catolicismo y sufrió una crisis nerviosa, escribió 22 novelas ultrapersonales y efervescentes. Una carrera que empezó, precisamente, con esta historia.

Comentarios: La obra no gustó a la mayoría de los asistentes. Algunos dijeron que no habían podido entrar en el libro porque es una lectura difícil de seguir, de manera que lo habían leído por disciplina. Otros manifestaron que estaban desconcertados al leerlo, que les había parecido aburrido o simplemente habían deambulado por la novela, porque no es una obra fácilmente comprensible, parece un despropósito y el final es desconcertante por incomprensible, porque después de todo no termina en nada y así surge en el lector una cierta perplejidad.

Se podría decir que la novela se queda en el mero acto de narrar, contando farsas o historias a medio camino entre la realidad y la ficción, como un divertimento insustancial sin mayores pretensiones. Y todo esto desde la perspectiva del ambiente británico y de sus conocidas peculiariedades. Es posible que muchos giros o modismos se hayan podido perder en la traducción. Por eso se apuntó que quizá si  se leyese en inglés sería posible comprenderla mejor. Algunos manifestaron no entender bien este tipo de humor, excesivamente ácido, irónico, sarcástico e incluso perverso en ocasiones. Más bien parece un libro dirigido al público británico y a quienes les hace gracia este tipo de literatura. Además, lo que sucede en la novela parece estar centrado en personas de clase alta, caracterizadas por su snobismo y por su refinamiento en el uso del lenguaje coloquial.

Tampoco se entendieron las diversas subtramas que hay dentro de la novela, mezclando historias imaginadas o fantásticas (voces que repiten lo que algún personaje dice combinadas con el sonido de una máquina de escribir) con otros relatos de corte más bien surrealista (banda de contrabandistas de diamantes metidos en panes), que no parecen llegar a ningún lugar. También se introducen por todas partes comentarios o referencias sobre literatura, moral o religión, y también sobre la sociedad inglesa.

Ni se comprenden bien las interacciones entre los múltiples personajes que van apareciendo y desapareciendo sin sentido a lo largo de la novela. Cada personaje, en sí mismo, está bien descrito y es posible hacerse una idea de cómo es. Pero las relaciones entre ellos son más difíciles de seguir, especialmente porque son muchos y muy diversos los que hay en un momento dado y luego desaparecen para aparecer con posterioridad o para ya no volver a aparecer, todo ello sin responder a un criterio lógico. Algunos dijeron que tuvieron que hacerse un esquema de los personajes para poder seguir la novela con un mínimo de coherencia. Se indicó que había dos núcleos de personajes, el de la familia Manders y el del barón Stock, en torno a los cuales giraban personajes circulantes o satélites que aparecen y desaparecen sin respoder a ningún criterio.

Algunos tampoco comprendieron las constantes alusiones negativas o irónicas sobre el catolicismo, al que se trata de una manera despectiva o despreciativa.

Sin embargo, a otros cuantos sí les gustó la novela. Se subrayó que obras como ésta no necesitan explicaciones y que como cualquier otra obra de arte te gusta o no te gusta, y al mismo tiempo generan un sentimiento de placer o de desagrado sin necesidad de más consideraciones. Se puede seguir el hilo argumental hasta el final, pese a las diversas historias inconexas que van apareciendo y desapareciendo, pero que presentan una gran originalidad, incluso con tintes cinematográficos, cobrando una gran fuerza precisamente por eso. Incluso podría pensarse que la novela podría ser la primera parte de una segunda novela que la autora nunca llegó a escribir. Los que disfrutaron leyendo esta novela destacaron que tiene muchos aspectos hilarantes, irónicos y exquisitos, y que en muchas ocasiones se acerca a situaciones en las que lo relevante es la sátira y el ridículo.

Hubo una tercera tendencia que trató de comprender por qué razones la novela tiene tan buenas críticas y sin embargo no había gustado a muchos de los asistentes. Así se apuntó a que es posible que en las alteraciones mentales de la autora esté la explicación de que la novela contenga varios paletazos o trazos de historias que no terminan de concluir o de cerrarse, lo que permitiría considerar la obra como algo abstracto y surrealista, pero diferente del realismo mágico. Quizá la arquitectura de la obra sea novedosa y esto es algo más comprensible para los críticos o para los lectores más avezados. Salieron a colación obras como Pedro Páramo o Rayuela, que tampoco tuvieron la virtud de encandilar a la mayoría de los miembros de este club.

Se aludió por el presentador a que la obra es como una caja china, al haber varias novelas dentro de otras y todas ellas dentro de la misma novela, como si fueran muñecas rusas. Se apuntó a que su redacción era muy técnica y que destacaba lo que el presentador denominó como intertextualidad con alusiones al Libro de Job o a Charing Cross Road. Es posible que la autora al escribir el libro tratase de enfrentarse al realismo inglés vigente al tiempo de su redacción. La protagonista es Carolina y en torno a ella giran los demás personajes, obligando la autora al lector a pensar sobre las relaciones existentes entre los personajes y sobre el papel que cada uno de ellos cumple. Indicó que la autora defiende el catolicismo si se tiene presente que ella misma se había convertido al mismo poco antes, no de un modo repentino sino por una convicción madurada a lo largo del tiempo. Terminó el presentador refiriéndose a que lo más destacable es el ingenio que la autora vierte a lo largo de la novela, así como el valor impactante que en la novela tiene la locura y el mal, aunque todo esto visto desde una perspectiva superficial y ligera.