Hasta el último momento no sabía si podría ir a la edición XL de Poetas en el Ateneo, hice lo imposible y conseguí estar allí aunque con seis o siete minutos de retraso. Y ya había comenzado. Claro, me  perdí el comienzo y no puedo contarlo, pero un comentario durante la sesión me hizo saber que se abrió con el recuerdo para Ricardo Bellveser que nos dejó hace poco, cuando lo oí me quedé más tranquila, yo es que todavía no me imagino estos actos sin él.

Antonio Mayor era el invitado de la tarde en la edición XL del Ciclo Poetas en el Ateneo que durante más de seis años se ha estado realizando en el Ateneo de Valencia, Ciclo que magistralmente ha dirigido Vicente Barberá Albalat, el gran poeta valenciano que ha trabajado por y para la poesía valenciana durante todo este tiempo, ciclo que ayer llegaba a su fin. Antonio Mayor es componente del grupo de poetas del Ateneo, El Limonero de Homero.

Habitualmente es Vicente Barberá quien presenta al invitado y nos invita a conocerlo al margen de su obra poética, dejándola un poco de lado para conocerle más y mejor desde el lado personal. Vicente es una persona muy activa y se manifiesta tal cual es, con esa ilusión, esa espontaneidad que le hace imprevisible, que hace preguntas que se le van del guion, sobre la marcha, y que ha puesto en auténticos apuros a más de un poeta. Pero no pudo estar con nosotros. Dicen que el hombre propone y dios dispone, pues eso es lo que pasó.

Fue otro gran poeta, Pascual Casañ, también componente del grupo El Limonero de Homero, quien sustituyó a Vicente. Y lo hizo divinamente, con esa serenidad, ese aplomo que le caracteriza, y que acopló a la perfección con el carácter un poco reservado de Antonio. Antonio Mayor es más de observar y callar, dos hombres discretos juntos que nos hicieron pasar otra tarde poética entretenida, deliciosa a todos los que nos dimos cita para estar allí y que a mí me tocó adivinar y digo adivinar porque desde la última fila poco se puede ver, ya que, volviendo al destino, cuando entré en el salón Sorolla, estaba libre la última silla, la que más me gusta, parecía que estaba reservada para mí, me dio la impresión de que me esperaba, no sé, fue como si tuviera vida.

Observé que estaban sentados atendiendo lo que se decía en ese momento, el estupendo poeta Francisco Cejudo; mi querido editor, director de la editorial Olélibros, Toni Alcolea, que tanto está haciendo por la poesía valenciana con sus colecciones de libros de poemas y que ha publicado gran parte de los libros de los poetas que estábamos allí; mi querido artista José Lapasió, qué alegría cuando nos vimos; María Victoria Roig (mi Vicky querida), Virgilio Fuero, Félix Molina, coordinador del Aula I de poesía del Ateneo donde tanto aprendo, el extraordinario poeta Blas Muñoz que tanto me enseña en el Aula, con su esposa Merche, Alejandro Font de Mora, Norma González, Rosa Llorens, el gran poeta valenciano afincado en Madrid Rafael Soler, que mira que me gusta, tan cercano siempre, estaba también la esposa de Ricardo Bellveser, Julia, los hijos y los nietos de Antonio junto a Chus, su esposa, nuestro querido José Luis Vila con su cámara para dejar constancia del acto como ha hecho a lo largo de estos años de forma desinteresada siempre, y un largo etcétera de amigos, poetas y público en general que hemos querido acompañar a Antonio en esta tarde tan especial, tan cargada de sentimientos, tan especial, sí.

Pascual Casañ le iba preguntado por su vida, desde su infancia, que nos fue contando por medio de fotografías. La primera era de una calle del pueblo donde vivió hasta los diez años si no recuerdo mal, Miranda del Castañar, otra de la casa donde vivió, muy grande, nos contaba que le gustaba dormir en una habitación que había cerca del gallinero porque iba allí en verano cuando estaba estudiando, le gustaba que entraran las gallinas a despertarle. Esa casa ahora es una casa rural. Una fotografía de un torreón del castillo y que según nos contó se está rehabilitando y que ahora es propiedad del ducado de Alba. Una fotografía junto a sus hermanos, otra dando un recital cuando tenía menos de doce años porque recuerdo la anécdota que nos contó sobre las gafas que dijo las llevaba desde los doce años y en la fotografía las llevaba, pero no estoy segura del dato.

Una fotografía de la Universidad Laboral de Cheste donde estuvo de profesor durante diez años, otra de Inglaterra donde estuvo dos años aprendiendo inglés; otra con los componentes del Limonero de Homero cuando hacían recitales, otra sentados a la mesa de un buen cocido que hizo Chus, la esposa de Antonio, también otra de cuando le dieron el premio Gerardo Diego, una de la presentación del libro por Jaime Siles, ah y una que me llamó la atención, de un avión. Nos contó que estando de agregado de cooperación en Costa Rica, estalló la guerra sandinista y fue el encargado de sacar de Nicaragua a todos los cooperantes, lo que en principio era un vuelo se convirtió en veinte o treinta. Y se pasó un vídeo precioso de uno de sus poemas recitados que hizo su hijo, al que aplaudimos todos. No sé si me dejo alguna pero es que concentrar en un párrafo más de media hora es complicado.

Se dio paso al recitado de alguno de sus poemas para conocer su obra: Antonia Navarrete, José Antonio Torres, Manuel Giménez y mi querido maestro o profesor, amigo y compañero, Blas Muñoz fueron los encargados de la primera parte, poemas preciosos y muy bien recitados.

Tras la pausa poética nos contó que entró en El Limonero de Homero de la mano de nuestro siempre recordado amigo, y gran poeta, Joaquín Riñón. Le llamó recordándole que en una ocasión comentó con él que le gustaría participar en alguna tertulia, así que le invitó a acudir a una de sus sesiones, como le gustó, les pidió asistir más veces y le aceptaron en el grupo. Ha publicado dos libros de poemas, poemas que saca de ideas, palabras, frases que se le van ocurriendo y que anota en sus agendas, después, generalmente, por la noche, lo lee todo y de ahí sale una idea un algo, y de ahí un poema.

Durante toda la sesión se ha recordado a Vicente Barberá, ha salido su nombre en varias ocasiones, entre ellas cuando comentaba que el panorama poético valenciano actual es extraordinario, que gracias a él, a Vicente, y por supuesto al Ateneo, el movimiento poético del Ateneo puede pasar a la historia, y esto lo digo yo: se ha hecho algún intento de hacer algo parecido en otras ciudades pero no han cuajado por el gran trabajo que supone estar durante seis años trabajando en algo así, Vicente y todos los que han ayudado han puesto el listón muy alto. Hablaron también de mi querida Aula de Poesía I, donde aprendemos tanto, que salió del Limonero y que con los años se ha ido consolidando, y que pese a la pandemia seguimos trabajando como si no pasara nada.

Y se volvió a interrumpir ese lado personal del poeta para dar paso a un nuevo recitado de poemas. Esta vez a cargo de Marielo Bonet, Norma González y Rosa Llorens, y no sé si me dejo a alguien. Recitaron de forma magistral, una delicia escucharlas.

Volvimos a seguir conociendo la vida del poeta invitado con las preguntas finales que Vicente suele hacer al invitado, esas preguntas tan personales que más de un poeta ha evitado contestar, pero Antonio las contestó todas.

Sus respuestas fueron que prefiere la paella al hornazo, para vivir: Valencia o Madrid, que a veces es necesario mentir, y su mayor acierto, casarse con su esposa. Las cualidades que más valora, la bondad, y la belleza de una mujer, no sé si me dejo alguna. En cualquier caso el vídeo estará en la página del Ateneo muy pronto y todo el que quiera podrá ver todo el acto allí.

Y se terminó la última edición del Ciclo Poetas en el Ateneo. Pascual Casañ, al que felicito desde aquí porque lo hizo muy bien, despidió el acto y nos agradeció la asistencia y dio paso a la segunda parte de esta edición, dio paso a la clausura del Ciclo Poetas en el Ateneo.

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Clausura del Ciclo Poetas en el Ateneo

La tarima se quedó vacía, pero de inmediato sus sillas volvieron a estar ocupadas por importantes y grandes poetas: Blas Muñoz, Juan Luis Bedins y Rafael Soler, menudo lujo verlos juntos. Blas fue el encargado de presentar a sus dos compañeros ya que, como decía antes, Vicente Barberá no estaba y le pidió que lo hiciera. Apenas habló, dijo que estaba encantado de presentar a su os compañeros aunque casi no necesitaban presentación ya que son dos de los poetas más importantes que han pasado por el Ciclo Poetas en el Ateneo, en su mayoría valencianos, decía que ambos representan a todos los poetas valencianos, Rafael Soler a los valencianos que no residen aquí porque vive en Madrid, pero que se escapa y viene en cuanto puede y Juan Luis Bedíns a los valencianos que residen aquí a los que representa desde su puesto de presidente de la Asociación Valenciana de escritores y críticos literarios (C.L.A.V.E) y que no pueden o podemos estar mejor representados, me uno a las palabras de Blas porque Juan Luis está con todos y con todas, con su Asociación y con las demás.

Blas Muñoz dio paso a Rafael Soler que comenzó con unas palabras dirigidas a Antonio Mayor. Después leyó un texto que llevaba preparado ajustado al tiempo que tenía para hablar que era corto. Primero habló de Vicente Barberá, de la entrevista que le hizo Isabel Alamar, donde decía que el Ciclo era para hablar del poeta invitado, de su literatura, pero sobre todo de sus cosas, de su personalidad, de ese lado humano que no se conoce, porque conociendo al poeta desde esa vertiente te puedes acercar más y mejor a su obra. Lo que se ha hecho aquí, decía Rafael Soler, es algo que no se había hecho nunca, de ahí su grandeza.

Después, con emoción, habló de Ricardo Bellveser, supongo que ahí se nos hizo a todos un nudo en la garganta, a mí algo más que un nudo, leyó un poema suyo, ni me acuerdo por la emoción del momento, solo recuerdo el último verso: "nos miramos y estalló la estancia", creo; luego leyó otro poema de Antonio Cabrera y después recordó a nuestra querida Paca Aguirre que también estuvo en el Ciclo, recordando unas palabras suyas hablando del odio, y habló también de la poesía experimental de Alfonso López Gradolí. Y nos contó una anécdota de cuando estuvo él en el Ciclo, le pilló de sorpresa una de esas preguntas indiscretas de Vicente porque de repente le preguntó cuál era su plato favorito, y su esposa contestó por él: los canelones, terminó diciendo que era un gran día, como todos los que se vivieron en ese mismo lugar donde todavía resonaban las voces de cuarenta grandes poetas, y nos dio las gracias a todos.

Por último intervino otro gran poeta: Juan Luis Bedins, tan como es él, tan abierto, dijo que era una noche especial y que iba a decir lo que quisiera, y así lo hizo con ese discurso amable que le caracteriza. Empezó recordando a Vicente Barberá y a Ricardo Bellveser porque ambos tendrían que estar compartiendo mesa con Rafael Soler, y con él esa noche, ambos ausentes; recordó a Ricardo Bellveser diciendo que siempre estará en nuestra memoria, destacó lo que hizo por la cultura valenciana en general y agradeció a su esposa Julia su presencia en el acto. Y después agradeció a Vicente Barberá, “sus curradas”, me encantó la expresión, porque es una palabra que define muy bien el trabajo hecho por Vicente durante el Ciclo.

Y también a Vicente Bosch le expresó su agradecimiento porque ha facilitado siempre que la literatura y especialmente la poesía estuviera en el Ateneo, y también a su Presidenta, Carmen de Rosa tan comprometida siempre con la cultura. Juan Luis, tan generoso siempre, se centró en Vicente Albalat e incluyó a su equipo, habló de los videopoemas, de los lectores, de las crónicas, de los que aportaron todo lo que pudieron aportar y de El Limonero de Homero, siempre dispuesto a ayudar, como en esa tarde con Blas Muñoz y Pascual Casañ cubriendo el acto ante la ausencia de Vicente. También habló de lo distinto de estas ediciones donde cuarenta poetas han comparecido con un formato innovador dejando que se indagara en la faceta humana de cada uno, no desde el punto de vista académico sino personal, la dinámica de las fotografías, la lectura de poemas, esas preguntas finales, nos divertía porque eran preguntas a veces atrevidas a veces indiscretas pero siempre hechas con mucho cariño, y la foto final, un formato atrayente para los que íbamos a pasar una tarde poética al Ateneo. Tras agradecerle a Vicente su consideración siempre hacia él, dio por clausurado de forma oficial el Ciclo de Poetas en el Ateneo dando la enhorabuena a todos los que lo hicieron una realidad.

A continuación se pasó un vídeo resumen con todos los nombres y fotografías de distintas ediciones, realizado por gentileza del Ateneo. No podía ser de otra forma… Fue Vicente Bosch, responsable del Área de Cultura del Ateneo, quien cerró el acto, bueno, los dos actos; destacó el papel del Ateneo en la cultura valenciana, la fuerza de la Institución, y dijo que no le iba a consentir a Vicente dejar la poesía fuera del Ateneo, con esa fuerza pero con ese cariño siempre de buen amigo; nos decía que ya ha hablado con El Limonero de Homero para "hacer otra cosa", el Ateneo no va a quedarse sin literatura ni sin poesía, y que estaba muy agradecido a Vicente y a todas las personas que han ayudado a que el Ateneo sea un referente para la cultura valenciana, y por ese motivo, el próximo 1 de Febrero se le entregará una placa de agradecimiento que la Junta Directiva del Ateneo ha acordado concederle. Finalmente, como en cada sesión, nos pidió que nos colocáramos todos para la foto final.

La verdad, yo no estaba para fiestas finales, ni tan siquiera para saludar y/o despedirme de nadie, me fui corriendo, es que ni me apetecía ese ratito de cervezas y charla, además, ahora, más que nunca, no puedo permitirme el lujo de coger el Covid, y había bastante gente, así que hice mutis por el foro y me fui dejando las luces encendidas, imaginando el silencio posterior, la penumbra del salón, imaginando versos en el aire, esos que dejaron cuarenta poetas a lo largo de más de seis años. Cogí un taxi y me fui a mi casa a metabolizar mis sentimientos tristes de despedida mezclados con sentimientos de esperanza en el futuro poético que empezará.

Gracias a todos y a todas por leerme una vez más. Esta es la última crónica que escribo sobre Poetas en el Ateneo, os agradezco de corazón vuestro cariño con estas mis crónicas tan largas, pero es que una crónica ha de contar para los que no nos pueden acompañar en tardes tan bonitas como las que hemos vivido de Poetas en el Ateneo.

Magda Villarroya. Escritora y poeta.

Valencia, 26 de enero de 2022.

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