El ciclo Otras Tertulias del Ateneo Mercantil acogió la mesa redonda "Guerra Civil: Stukas sobre Castellón". En ella los investigadores Blas Vicente y Carlos Mallench explicaron que según sus investigaciones, la comarca de El Maestrazgo (Castellón) no fue objeto de una serie de bombardeos secretos organizados por Hitler a espaldas de Franco como se ha apuntado en algunos reportajes, ni la participación de la Legión Cóndor llevó al Führer a ordenar la producción en masa de bombardeos de precisión JU 87 (los míticos ‘stukas’ de ataque en picado), ni la participación de la aviación nazi en esa operación afectó en lo más mínimo el rumbo de la II Guerra Mundial.

Blas Vicente y Carlos Mallench son autores de libros como ¡Objetivo Levante!, Italianos en la Batalla de Levante o ¡Liberad Teruel! La charla ha sido moderada por el historiador militar Carlos A. Precioso y también ha participado el periodista Javier Cabanilles.

Durante su intervención han recordado que la Batalla de Levante, situada temporalmente entre el frente de Aragón y la batalla del Ebro, es uno de los episodios menos conocidos de la Guerra Civil pese a constituir una de las grandes victorias del bando republicano, que luchó en clara inferioridad de condiciones pero consiguió frenar el avance de las tropas nacionales hacia Valencia —donde se había refugiado el gobierno de la República—.

Los combates se desarrollaron entre el 18 de abril y el 25 de julio y, por parte de los sublevados participaron la Legión Cóndor, la Aviazione Legionaria y el Brigada Hispana, mientras que los republicanos apenas contaron con apoyo aéreo. La mayor parte de los combates tuvo lugar en la comarca del Maestrazgo de Castellón.

Según ha explicado Blas Vicente, “los bombardeos con Stukas en Castellón, como se puede leer en los partes de la Legión Cóndor, no son hechos aislados y no tienen carácter secreto: forman parte la ofensiva dictada por el General Dávila, jefe del Ejército franquista del Norte, para avanzar sobre la capital de La Plana y sobre Valencia”. El historiador ha insistido en que “es absurdo pretender que los pueblos bombardeados, como Albocácer, Ares, Benassal o Vilar de Canes por citar tres, estaban aislados, desprotegidos, y ajenos a la guerra. En la zona estaba desplegada la Agrupación Toral, la elite del ejército republicano, con más de 15.000 soldados”.

El historiador ha añadido que “es insostenible eso de que Hitler ordenó bombardear cuatro pueblos a ver qué pasaba, orden de la que, por cierto, no hay la menor prueba documental. Un bombardeo requiere una preparación muy compleja, de varios meses, y no se improvisa”. Ha recodado, además, que en la operación también tomaron parte bombarderos pesados como los He 111, los Dorniers DO 17 o los cazas Bf 109.

Ju 87, un avión no tan secreto

Por su parte, Carlos Mallench destacó la figura del militar republicano Leopoldo Menéndez, quien dio la orden de enviar soldados al Maestrazgo, para detener el primer envite de las fuerzas franquistas y poner en pie la línea defensiva X-Y-Z, un esfuerzo en el que participaron 60.000 civiles. Cuando llegaron los sublevados, que había perdido 25.000 hombres en el avance, consiguió frenarlos", ha añadido. “Fue nuestro 'No pasarán', como en Madrid", ha apuntado.

Mallench también ha desmentido que los Ju 87 fueran aviones secretos ya que “fueron incluso portada de la revista alemana Flug Sport de marzo de 1938 (casi tres meses antes de los ataques), que destacó entre sus características que podían lanzar bombas de 250-500 kilos. Eso desmiente que fueran prototipos o que no estuvieran preparados para lanzar bombas de media tonelada por falta de motorización”.

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