Al norte del Monte Olimpo y al este de Tesalónica se extiende la península Calcídica. El más oriental de sus tres brazos configura la península del Monte Athos. Se trata de un territorio boscoso, pródigo en manantiales, vertebrado por una loma que serpentea a 800 metros de altura y culmina en una afilada pirámide de granito que asciende vertiginosamente desde el mar.

La ancestral comunidad monástica de Monte Athos sigue atrayendo a hombres para sus retiros espirituales. Allí los monjes ortodoxos viven igual que hace mil años, en plena época bizantina, y lo hacen alejados de todo lo que no sea Dios. La península santa de Monte Athos, junto al mar Egeo, alberga una veintena de monasterios, pero también claustros y celdas, que sirven para aislarse incluso entre ellos; el objetivo es orar en soledad.

La comunidad del Monte Athos son sólo hombres, todas las mujeres tienen prohibida su entrada, excepto una: la Virgen María, que según la leyenda, naufragó junto a Juan el Bautista en el Mediterráneo y llegaron a la península del Monte Athos.

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