José Luis Corral nos rescató la figura imborrable de Miguel Servet. Un personaje extraordinario cuya historia ha sido tergiversada a lo largo del tiempo, especialmente durante el franquismo. A menudo se le atribuía erróneamente su ejecución a los calvinistas, cuando en realidad fue condenado y ejecutado por la institución católica en Viena del Ródano. A pesar de ser reconocido por descubrir la circulación menor de la sangre y tener calles y hospitales en su honor, su figura es poco conocida entre los españoles.

Miguel Servet nació en Villanueva de Sijena entre 1509 y 1511, hijo de Antón Serveto, notario real del monasterio cisterciense de la región. Desde joven mostró interés por la medicina y la teología, y viajó por importantes centros educativos en Francia. Se desilusionó con la Iglesia Católica debido a la corrupción que observó en la corte papal y la simonía practicada por los altos cargos eclesiásticos.

Servet escribió un tratado teológico cuestionando el dogma de la Trinidad, lo que lo llevó a ser condenado por la Iglesia Católica como hereje. Se refugió en Viena del Ródano, donde se destacó como médico y promovió la atención médica gratuita para los pobres. Descubrió la circulación menor de la sangre, lo que plasmó en su obra "Restitución del cristianismo".

Sin embargo, su obra fue perseguida y quemada por la Inquisición, y también Servet fue quemado en la hoguera en 1553 en Ginebra, tras enviar un ejemplar de su libro a Juan Calvino. A pesar de su muerte cruel, su legado perdura gracias a los pocos ejemplares que sobrevivieron de sus obras. Su pensamiento y contribuciones a la medicina y la teología son reconocidas en la actualidad, aunque su historia sigue siendo poco conocida y a menudo tergiversada.

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