En los últimos 25 años del siglo XIX las cosas están cambiando mucho, hay una gran variedad de estilos y hay una gran cantidad de obras muy conocidas. Estamos en el corazón de uno de los movimientos artisticos de todas estas décadas, marcó un antes y un después por muchos motivos, del impresionismo. Es una forma muy espontanea de plasmar la naturaleza, paisajes de exterior pero hay excepciones, hay una gran cantidad de pintores que simpatza con este movimiento. Algunos de los grandes impresionistas fueron rechazos en los salones parisinos. Pintura interesante y muy atractiva de franca modernidad, con raices en el realismo. Hay que destacar a grandes pintores.

El Impresionismo fue un movimiento profundamente innovador, que supuso una ruptura con el arte académico y una transformación del lenguaje artístico, iniciando el camino hacia los movimientos de vanguardia. Los impresionistas se inspiraban en la naturaleza, de la que pretendían captar una impresión visual, la plasmación de un instante en el lienzo, por influjo de la fotografía, con una técnica de pincelada suelta y tonos claros y luminosos, valorando especialmente la luz.

Surgió una nueva temática, derivada de la nueva forma de observar el mundo: junto a los paisajes y marinas, aparecen vistas urbanas y nocturnas, interiores con luz artificial, escenas de cabaret, circo y music-hall, personajes de la bohemia, mendigos, marginados, etc. Cabe mencionar como principales representantes a Édouard Manet, Claude Monet, Camille Pissarro, Alfred Sisley, Pierre-Auguste Renoir y Edgar Degas.

En este video se analizan obras de:

Inundaciones en Port Marly (1876) de Sisley, quien dedicó en muchas de sus obras a pintar paisajes fluviales, especialmente orillas de los ríos y también inundaciones, como en el caso que aquí nos atañe, donde eligió como tema del lienzo unas inundaciones reales acaecidas en Port Marly.

Baile en el Moulin de la Galette (1876) es una de las obras más célebres ​del pintor impresionista Pierre-Auguste Renoir, que se conserva en el Museo de Orsay en París, siendo uno de los cuadros más emblemáticos del museo.

Barcazas en Pontoise (1876) de Camille Jacob Pissarro nos adentra en el Impresionismo. No es la más representasiva del autor, pero sí que es una novedad en la pintura. Pincelada suelta y ese gusto por dar esa impresión general. Juego de colores muy atractivo y la composición también lo es.

Retrato de la actriz Jeanne Samary (1878) de Pierre-Auguste Renoir. Es un cuadro que se conserva en el Museo del Hermitage de San Petersburgo. Renoir pintó varios retratos de esta actriz francesa de la Comédie Française y este lo presentó en el Salón de 1879.

La estación Saint-Lazare (1877) es una serie de 12 telas de la estación parisina de Saint-Lazare, realizadas por Claude Monet, cuando se interesó por vida moderna de su tiempo tras haberse dedicado a los paisajes rurales. La estación Saint-Lazare fue la primera serie de Monet que se focaliza en un solo tema. Más tarde realizará Almiares o Los nenúfares.

Calle de París en un día de lluvia (1877) de Gustave Caillebotte que está en el Art Institute of Chicago. El pintor francés, más conocido por mecenas de los artistas impresionistas, que como pintor de ésta corriente; representa un tema realista del París del siglo XIX.

Cleopatra (1885) de Lourens Alma Tadema, un pintor neerlandés neoclasicista de la época victoriana. Es conocido por sus detallistas y suntuosos cuadros inspirados en el mundo antiguo.

María Guerrero (1878) de Emilio Sala. Óleo sobre lienzo. Es verdad que este pintor de la escuela valenciana fue destacado por sus escenas históricas y de decoraciones murales de carácter profano pero fue un gran retratista.

Jeanne (Primavera) (1881) de Edouard Manet. Un retrato que está en el Museo del Paul Getty en Los Ángeles.

Street en Venecia (1882) de John Singer Sargent. Sargent pintó el cuadro durante una de sus numerosas visitas a la ciudad y representaba la calle Larga dei Proverbi, un callejón cerca del Gran Canal, con el sol mediterráneo inundando sus estrechos confines.

The Loge (1882) de Mary Cassatt está en la National Gallery of Art Washington DC. Cassatt es la impresionista olvidada.

Planchadoras (1884) de Edgar Degas. El autor elegía temas para sus pinturas y realizaba series más o menos largas. Las más famosas son sus obras en las que se centra en el ballet y sus ensayos, pero hay otros ámbitos que fueron objeto de un seguimiento pictórico como pueden ser sus obras de caballos o los desnudos femeninos en el baño. Pero a partir del año 1880 se centró en un tema aparentemente poco atractivo para la pintura, como eran las figuras de planchadoras. Una temática a la que dedicó varios cuadros, entre ellas esta tela pintada al óleo en el año 1884 y que en la actualidad se expone en el Museo de Orsay de París.

Tarde de domingo en la isla de la Gran Jatte (1886) es un cuadro del pintor neoimpresionista francés Georges Seurat, ejemplo de puntillismo considerado por muchos una de las pinturas más relevantes del Siglo XIX. Seurat pasó dos años pintando el cuadro, concentrándose escrupulosamente en el paisaje del parque. Puso especial cuidado en el uso del color, luz y formas.

El Fusilamiento de Torrijos (1888) es una obra de Antonio Gisbert pintada al óleo sobre lienzo y se conserva en el Museo del Prado. Considerada una de las grandes obras maestras de la pintura histórica española del siglo XIX. El pintor casi siempre hizo temática histórica y desarrolló su labor en la época de transición entre el romanticismo y el realismo.

Café nocturno de Arles (1888) de Paul Gauguin. Estamos en el Postimpresionismo y en el Fauvismo. El pintor se instala en casa de su amigo Van Gogh en la Provenza. No hay ni que decir que además de pintar compulsivamente, se pasaban la noche en el bar de Arles, un tugurio frecuentado por vagabundos, borrachos y prostitutas de la calle. El uso experimental del color y su estilo sintetista, fueron elementos claves para su distinción respecto al impresionismo.

El dormitorio de Arlés (1888) de Van Gogh representa el dormitorio del pintor durante su estancia en la ciudad francesa. Una inundación destruyó el primero, motivo por el que pintó tres cuadros casi idénticos. El pintor neerlandés es uno de los principales exponentes del postimpresionismo.

La noche estrellada (1889) es otra obra maestra del pintor postimpresionista. El cuadro lo realizó en el sanatorio de Saint-Rémy-de-Provence. Van Gogh usó óleo humedecido y pinceles finos para realizar la obra. Desde 1941 forma parte de la colección permanente del Museo de Arte Moderno de Nueva York.

Baile en el Moulin Rouge (1890) es un cuadro del pintor francés Henri de Toulouse-Lautrec. Óleo sobre lienzo y está en el Museo de Arte de Filadelfia. Lautrec fue un pintor y cartelista francés, que destacó por la representación de la vida nocturna parisina de finales del siglo XIX. Se le enmarca en el movimiento postimpresionista, pero hay debates sobre si su obra debe ser comentada como única, creando su categorización propia.

La fiesta (1890) de Ignacio Pinazo. Un óleo sobre lienzo que es el mejor testimonio del grado de modernidad alcanzado por el artista en su plena madurez, muy singular en el panorama de la pintura española de su tiempo. Una prueba evidente del vanguardismo de este artista para su época, que anuncia ya en 1890 conquistas plásticas no alcanzadas en la pintura española hasta bien entrado el siglo XX.

Los jugadores de cartas (1892) es la segunda versión de una serie de cinco cuadros sobre el tema de la partida de cartas, que realizó el pintor francés Paul Cézanne entre 1890 y 1895. Pertenece a la época de madurez en la que Cézanne produce sus principales lienzos. Es Postimpresionismo.

Mujeres en la playa - Tahití (1891) de Paul Gauguin. Es un óleo sobre lienzo que se encuentra en el Museo de Orsay. Es Postimpresionismo. Está pintado con la técnica conocida como 'cloisonismo': encierra con trazos negros o azul de Prusia los colores planos. Destaca la monumentalidad del cuerpo humano, así como la perspectiva, forzada, que deforma los cuerpos. Género, tema, composición, luz, y otros aspectos faltan, que son los datos más importantes.

El grito (1893) del noruego Edvard Munch. La versión más famosa se encuentra en la Galería Nacional de Noruega. Abre las puertas al Expresionismo. El grito está considerado como una de las más importantes obras del artista y del movimiento expresionista, constituyendo una imagen de icono cultural. Es el expresionismo alemán, un movimiento artistisco de primer nivel.

La Mujer con sombrilla (1893) de Paul Signac nos adentra en el Puntillismo. Este movimiento, dentro de las coordenadas del postimpresionismo. Signac fue un pintor neoimpresionista francés famoso por su desarrollo de la técnica divisionista junto a Georges Seurat.

Aún dicen que el pescado es caro (1894) de Joaquín Sorolla y se encuentra expuesta en el Museo del Prado de Madrid. Es una obra que se encuadra dentro de la primera etapa de la producción del pintor y puede incluirse en el género denominado realismo social.

Alfons Mucha que fue un pintor y artista decorativo checo, ampliamente reconocido por ser uno de los máximos exponentes del Art Nouveau. El Modernismo. Es una producción pictórica en los años de transición entre el s. XIX y el XX. Hizo carteles publicitarios.

Boulevard Montmartre, tarde de primavera (1897) de Camille Pisarro. Un óleo sobre tela. En una amplia perspectiva cuya fuga se extiende hacia el infinito, la avenida parisina de Montmartre está abarrotada de carruajes y transeúntes en pleno movimiento. La escena está dotada de una gran vivacidad y parece que todo el mundo se dirige de un lado al otro, hasta los que están parados viendo a los demás muestran gran animación, la vida del París de la Belle Epoque. Es impresionista y cierta incrusión puntillista.

El puente japonés - Los nenúfares (1899) del pintor impresionista Monet (aproximadamente 250 obras). Hablar de Monet es hablar de impresionismo, de luz, de modernidad y de abstracción. Una gran explosión de color.

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