Alfonso XII se casó con María de las Mercedes de Orleans contra la voluntad del gobierno y de su propia madre, Isabel II. El pueblo, en cambio, le dio todo su apoyo. Pero conozcamos de cerca la figura de María de las Mercedes, una reina de España sin biografía.

María de las Mercedes Orleans y Borbón. (1860 – 1878). Fue la quinta hija del matrimonio entre Antonio de Orleans, duque de Montpensier y la infanta María Luisa Fernanda. Pasó su infancia entre Sevilla y Sanlúcar de Barrameda y los veranos en Inglaterra, donde los Orleans vivían exiliados. La relación con sus primos Borbón fue mucho más escasa y sólo se encontraron en 1863.

Cinco años después Isabel II le envió con su familia a Lisboa, donde pasaron el verano de 1868. A finales de septiembre de ese mismo año la Reina tuvo que marchar exiliada a Francia, mientras en Madrid se proclamaba un gobierno que esperaba la llegada de Amadeo I.

En 1870 Isabel II había tenido que ceder sus derechos en su hijo Alfonso y marchó a Auvernia a visitar a los Montpensier en 1872. Allí, el futuro Alfonso XII encontró un hogar muy español y a una prima que le encantó. María de las Mercedes tenía casi 13 años, mientras que él había cumplido los 15 y estudiaba en el Teresarium de Viena. Durante las vacaciones de Navidad se volvieron a encontrar en París y otra vez en Pascuas; pero ese verano el príncipe se dedicó a viajar, por expreso deseo de Isabel II, quien se opuso enérgicamente al posible idilio.

En 1874, Alfonso fue proclamado rey en Sagunto. El joven rey confió a Mercedes que ella sería su reina. Mientras tanto, ella estudiaba en el colegio de la Asunción y él terminaba con la Guerra Carlista e iniciaba su reinado en un ambiente de progreso. A finales de 1876, regresaron a España tanto Isabel II como los Montpensier. Ya se les comenzó a ver por Madrid, pasearon por la Castellana, fueron a los toros y asistieron al teatro.

Los dos jóvenes confirmaron sus intenciones de boda con la confianza que les proporcionaba el acercamiento entre ambas familias, pero Isabel II se sintió molesta al confirmar el noviazgo de la pareja. El día en que el Rey cumplió 20 años, hubo un Consejo de Ministros en el que Cánovas se mostró favorable a la boda, pero Isabel II desde París, negó su consentimiento, lo que despertó y avivó aún más en el pueblo español la defensa de aquel idilio.

El 23 de enero de 1878, Mercedes vestía de novia y fue de Aranjuez a Madrid en tren (la única Reina que lo ha hecho). En la basílica de Atocha, el pueblo aplaudió el paso de la futura Reina, quien del brazo de su padre se encaminó hacia el altar. Tras los festejos, la pareja se trasladó a El Pardo, donde disfrutaron de la luna de miel. A su regreso a Madrid presidieron la apertura de las Cortes y conocieron la buena noticia de Cuba: se había firmado la Paz de Zanjón.

El 22 de marzo de 1878, al regreso de un largo paseo a caballo la Reina sufrió una hemorragia que los médicos lograron taponar y tras 13 días de retiro, fue dada el alta y retomó su vida. Cuentan que se cansó mucho durante esa Semana Santa. En mayo pasó unos días en Aranjuez, pero comenzó a tener fiebre y vómitos.

Tres meses después, a mediados de junio, la Gaceta dio el primer parte de la enfermedad y el Rey telegrafió a los Montpensier, quienes acudieron desde Normandía. La Reina tenía recién cumplidos los 18 años, pero los síntomas de su enfermedad se agravaban. Los médicos confirmaron que su diagnóstico era el de infección ginecológica. Aunque se ocultó la verdadera enfermedad ya que tenía una infección por tifus.

El 26 de marzo fue el momento de su muerte en el Palacio Real de Madrid. Fue enterrada en El Escorial, en la capilla de San Juan. Desde el año 2000 sus restos descansan bajo el altar de la Virgen de la Almudena, en la catedral de Madrid, que ella quiso que se construyera junto a Palacio.

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