Olimpia es el retrato de una mujer que traspasó los roles de género de su época para alzar su dinastía a la gloria. Temida por sus contemporáneos y denostada por la Historia, fue la verdadera responsable de que Alejandro Magno reinase en Macedonia. Durante años, trató de hacerse un hueco en una corte en la que florecían las intrigas y las luchas de poder. Avalada por su fuerte carácter, su clara inteligencia y, sobre todo, por la autoridad que le daba ser madre de Alejandro, la reina luchó contra todo y contra todos para colocar a su hijo en el trono de Macedonia.

Olimpia, princesa de Epiro, fue una de las esposas del rey Filipo II de Macedonia y madre de Alejandro Magno. Ambiciosa hasta su máxima expresión, inteligente, conspiradora y adiestradora de serpientes, sobre su figura sobrevuelan las acusaciones de la muerte de su esposo, una desgracia que daba a su vástago acceso directo al trono de uno de los reinos más prósperos de la época.

Laura Mas, quien escribió en primera persona la vida de Olimpia en una novela homónima, nos trajo una conferencia con un enorme rigor histórico. Olimpia se llamaba Políxena, nombre que cambió por el de Myrtale cuando se casó con Filipo y que más tarde modificó por el de Olimpia en memoria de la victoria que Filipo obtuvo en los Juegos Olímpicos. Terminaría sus días como Estratonice, en honor a un triunfo de su nieto. Laura Mas combinó las escasas fuentes antiguas en las que aparece con ensayos actuales de historiadores. Los testimonios de los coetáneos hablan de una mujer denostada, como no podía ser de otra manera. Hablan de ella como si fuera una bruja, una hechicera, una persona maligna y oscura. Eso se debe a que Olimpia era muy ambiciosa. Su máximo cometido era perpetuar su dinastía.

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