La especialización económica que caracterizaba a las comunidades judías medievales y de la Edad Moderna ha dado paso, en los últimos siglos, a una gran diversidad. Si bien en algunos lugares la fuerza de la tradición y la propia dinámica de las comunidades ha hecho que las actividades económicas tradicionales sigan siendo el comercio, la banca y la industria, en el mundo judío actual pueden encontrarse representada todas las ocupaciones.

Desde el punto de vista histórico, los judíos se han dedicado tradicionalmente primero al comercio y luego a la banca y a las finanzas por una razón muy sencilla: era lo que se les permitía hacer y lo que nadie quería hacer en una sociedad que por sus planteamientos religiosos estigmatizaba el préstamo de dinero a rédito. Con este papel, no obstante, los judíos se convirtieron en los financiadores de reyes y notables y llegaron a ser protagonistas del mundo de los negocios con unos postulados que cobran vigencia en nuestros días y que pueden ser muy útiles a la hora de salir de la actual crisis económica internacional.

Los judíos son apenas un 0.03% del total de la humanidad pero, sin embargo, han aportado alrededor del 24% de los Premios Nobel a lo largo de la historia. El Premio Nobel fue concedido a más de 850 personas, de las cuales 194 son judías.

El pueblo judío y su pensamiento respecto al trabajo es muy personal; su manera de trabajar les han convertido en una sociedad de primer nivel que ha ocupado puestos relevantes a lo largo de la historia:

  • El pueblo judío afronta mejor que ningún otro, los problemas de la vida. Han sabido sobreponerse al dolor y a las miserias a los que la vida los fue enfrentando. Una de sus señas culturales han sido la de trabajar para el futuro.
  • Cumplir con la ley de Su Dios exige esforzarse al máximo para hacer de esta vida algo provechoso y a través de esta exigencia consiguen sus objetivos.
  • Su sensación de pertenencia a un grupo: el pueblo judío. Son todo un ejemplo de compromiso comunitario.
  • Ponen toda su energía y para eso se arman de una disciplina intachable que les permite alcanzar sus objetivos.
  • La educación es uno de los principales objetivos de la comunidad. Desde pequeños los niños se acostumbran a leer y estudiar la Torá y el Talmud y a desarrollar un pensamiento crítico sobre la vida.
  • Invierten mucho tiempo en mejorar intelectualmente y son capaces de formarse para el futuro, convirtiéndose en personas hábiles para los negocios y las relaciones sociales.
  • Trabajan muchísimo y eso les permite conseguir sus objetivos. El trabajo es uno de sus pilares fundamentales.
  • La mejor forma de tener éxito es teniendo su propia empresa.
  • Otro de los pilares de la vida judía: el ahorro.
  • Ellos ahorran para invertir. El dinero, en lugar de gastarlo, lo invierten en proyectos, en negocios o en tierras.
  • No derrochan y venden lo que no usan.
  • Mantener y ampliar contactos. Tener una buena reputación les puede servir para conseguir nuevas oportunidades y prosperar.

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