El 22 de marzo se celebró en el Salón de Actos una nueva entrega del exitoso Ciclo de la Obra Literaria de D. Vicente Blasco Ibáñez y en esta ocasión se habló sobre “Las Novelas de la Guerra y la Novela Histórica”. En la tertulia intervino D. Fernando Millán Sánchez, que es escritor y profesor de Historia y Vicepresidente Primero de la Asociación Vicente Blasco Ibáñez. Y fue presentado el acto D. Vicente Bosch.

Dentro de la dilatada producción narrativa de Vicente Blasco Ibáñez, destaca con especial relieve el relato de tipo histórico. Desde luego sus tanteos y comienzos literarios pueden, sin duda alguna, ser adscritos a este género tanto en lo que concierne a sus novelas como a sus relatos breves. Su primer libro constituido por un conjunto de cuentos bajo el título de Fantasías aparecido en 1887, reúne así un conjunto de relatos de clara tonalidad romántica caracterizados como el cuento de dicha tendencia, por la ambientación medieval, el exotismo y en general, todo un nutrido grupo de motivos y tópicos propios de aquella estética, sin duda en estas fechas, ya totalmente superada.

Relatos de corte histórico, sus títulos resultan de por sí emblemáticos respecto a su naturaleza y características –'La misa de medianoche', 'Tristán el sepulturero', 'El castillo de la Peña Roja', 'La espada del templario'...–. Un tipo de narración breve que Blasco Ibáñez abandonaría en su posterior cultivo del género cuentístico y que como otro grupo de su producción novelesca, el escritor llegaría a rechazar. Del lado por otra parte, de dicha obra novelesca, resulta asimismo significativo constatar cómo sus primeras producciones caen de lleno también en el ámbito del relato histórico. De esa etapa inicial que el escritor calificaría de basura romántica, y de la que renegaría, buena parte la constituyen novelas históricas. Un género al que Blasco Ibáñez sería singularmente fiel y que quizá también significativamente, cierra su dilatada obra novelística.

Dentro de esa etapa claramente romántica de los inicios novelescos del escritor, pueden incluirse como se mencionó, cinco títulos. De ellos tres se han venido considerando dentro del prototipo narrativo conocido como novela folletinesca y dos dentro del relato histórico. Si bien es cierto La araña negra y Los fanáticos podrían ser catalogadas dentro de esa novela contemporánea folletinesca próxima como se señaló, en muchos aspectos al episodio nacional, dejaré en esta ocasión su estudio aparte por considerar que en rigor no podrían incluirse dentro de la catalogación de novelas históricas.

Realmente en el inicio de Blasco Ibáñez como novelista podría verse la influencia clara del lado de los autores españoles, de ese escritor con quien tuvo un singular contacto, en esa fugaz escapada del joven rebelde a Madrid, tan comentada por sus biógrafos. Me refiero, claro está, a aquel prolífico Fernández y González, cultivador tanto de la novela histórica, como de la folletinesca, ambientada ya en la realidad contemporánea. Dos especies por lo demás, cuyas interrelaciones resultan bastante evidentes (Rubio, 1982). Prescindiendo pues, de estos voluminosos textos nos quedaríamos con esa novela histórica netamente romántica, ambientada en la Edad Media que es El conde Garci-Fernández, con el episodio nacional centrado en la guerra de la Independencia, para exaltar la figura del valenciano.

También sucedió con sus Novelas de Guerra. En su villa de la playa de la Malvarrosa, en Valencia, actual Casa-Museo de Blasco Ibáñez, frente al mar, han quedado sus recuerdos de toda una vida dedicada a la política, al periodismo y a la literatura. Allí se pueden contemplar las fotografías del escritor Blasco Ibáñez en el frente, su cuaderno de la guerra, el manuscrito de una de sus crónicas, las primeras ediciones de sus novelas, la historia de la guerra europea y su propio diario original como viajero cuando realizó la vuelta al mundo.

En París coincidiendo con el inicio de la Primera Guerra Mundial, recibió el encargo personal del propio Presidente francés Raymond Poincaré de escribir una novela sobre la guerra, así nació Los cuatro jinetes del Apocalipsis (1916), que llegó a ser la obra más leída a nivel internacional. La novela ha sido llevada al cine en dos ocasiones, la primera en 1921 y más recientemente en la segunda mitad del siglo XX. Le seguirían la novela sobre la guerra en el mar, Mare Nostrum (1918), y otra sobre la retaguardia, Los enemigos de la mujer (1919), que completaría la trilogía sobre la "Gran Guerra".