El periodo de la Anarquía Militar (235-285 d.C.) se caracteriza por una serie de usurpaciones y la inestabilidad que siguió al asesinato de Alejandro Severo, el último miembro de la dinastía Severa. Este período de 50 años vio la subida al poder de Maximino el Tracio, conocido por su gran estatura, y culminó con Diocleciano, también un usurpador. Aureliano, el más exitoso de los emperadores de este subperiodo, enfrentó diversos problemas, incluidas invasiones de tribus bárbaras, y logró la reunificación del Imperio Romano tras la división en tres partes: el Imperio Galo, el Imperio de Palmira y el propio Imperio Romano.
Aureliano, nacido probablemente en Sirmium, se destacó por sus habilidades militares y llegó al poder tras derrotar a varios contendientes. Durante su gobierno, enfrentó y venció a múltiples invasores bárbaros como los alamanes y los godos, lo que le valió el título de "Restaurador del Mundo" otorgado por el Senado. Para proteger Roma de futuras amenazas, Aureliano ordenó la construcción de las murallas aurelianas, un sistema defensivo robusto que circundaba la ciudad y cuyo perímetro incluía torres de vigilancia y otras fortificaciones.
Una de las mayores hazañas de Aureliano fue la recuperación de los territorios secesionados del Imperio de Palmira, gobernado por Zenobia. Tras derrotar a las fuerzas palmirenas en varias batallas clave, Aureliano logró cercar y finalmente capturar a Zenobia, restableciendo el control romano sobre el este del imperio. Esta campaña consolidó su reputación como un líder militar eficaz y restaurador del orden imperial. Además, Aureliano es recordado por implementar reformas administrativas y militares que sentaron las bases para la estabilidad futura del Imperio Romano bajo Diocleciano y Constantino.
Aureliano fue un destacado militar, estadista y reformista, conocido por sus importantes reformas económicas y religiosas. Implementó una reforma monetaria significativa y promovió el culto al dios Sol Invictus, construyendo un templo en Roma con su propio clero. A pesar de darle preponderancia a esta deidad, fue tolerante con otras religiones y participó en disputas cristianas. La acuñación de moneda reflejó su espíritu de un Dios, un imperio, una idea que más tarde sería adoptada por Constantino el Grande. Aureliano también enfrentó la revuelta de los acuñadores de moneda en Roma y, tras suprimirla, introdujo una nueva moneda con un 5% de plata para erradicar las prácticas de devaluación.
Hacia el año 275, Aureliano planeaba una campaña contra la Persia sasánida para consolidar su poder mediante la propaganda de sus victorias militares, como ya lo había hecho con Palmira y otras tribus bárbaras. Sin embargo, fue asesinado en Tracia por miembros de su guardia pretoriana, influenciados por su secretario que temía ser ejecutado. Tras su muerte, sus enemigos en el Senado intentaron borrar su memoria, pero a finales de ese año se revirtió la situación y fue deificado como Divus Aurelianus. En sus seis años de reinado, Aureliano dejó un legado significativo a pesar de las constantes amenazas a su vida y poder.