Carlos Precioso habló largo y tendido de Publio Elio Adriano, emperador de Roma entre el 117 y el 138. Hoy en día, 1.800 años después de su muerte, el emperador Elio Adriano, sigue vigente y cautivando a los espíritus sensibles que se aproximan al mundo romano, siempre fascinante. Ocupando la posición central de los "cinco emperadores buenos" sugeridos por Gibbon, y casi deificado por Marguerite Yourcenar, su figura poliédrica ofrece una riqueza inmensa de matices, no siempre beatíficos ni líricos, que lo hacen todavía más atractivo y sugerente.

Elio Adriano nació el 24 de enero del año 76 d.C., probablemente en Itálica, el actual municipio de Santiponce cerca de Sevilla. Pertenecía a una familia acomodada originaria del Piceno en Italia. Su abuelo, Elio Marulino, ya fue el primer senador de la familia. Su padre, Publio Elio Adriano Áfer, hispanorromano, senador y expretor.

Era sobrino segundo por parte de madre de Trajano, quien, aunque nunca le nombró públicamente su heredero, le dio varias muestras de preferencia durante su reinado, y de acuerdo con lo manifestado por su esposa Pompeya Plotina, lo declaró como tal momentos antes de morir. A pesar de estas preferencias, y de que era el único descendiente masculino de Trajano, el apoyo de Plotina y de Lucio Licinio Sura fueron determinantes en su ascenso al trono del Imperio romano.

Adriano fue escolarizado en las materias comunes entre los aristócratas de la época, se interesó por la literatura griega. Con 14 años volvió a Itálica, donde permaneció menos de un año, ya que en otoño fue llamado a la capital por Trajano, recientemente nombrado cónsul en el año 91. Durante su reinado concederá a Itálica el estatuto de colonia y su propio nombre.

Adriano continuó con su educación en Roma e inició el camino a través del cursus honorum. Se sabe que además desempeñó también los cargos de praefectus Feriarum Latinarum y sevir turmae equitum Romanorum.

Inició su servicio militar como tribuno laticlavio de la Legio II Adiutrix asentada en Aquincum la actual Budapest. Posteriormente, fue destinado a la Legio I Minervia destinada en el Danubio Inferior.

Cuando el emperador Nerva falleció en el año 98, se trasladó a Colonia con la finalidad de informar a Trajano en persona de su ascenso al trono. Sirvió como tribuno esta vez en la Legio XXII Primigenia, con base en Mogontiacum la actual Maguncia.

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