Un autobús de socios del Ateneo Mercantil estuvo el pasado jueves 26 de abril en el Castillo de Montesa, sin duda, el atractivo turístico más importante de la población. Una fortificación que se vio afectada por el terremoto del año 1748, por lo que en la actualidad sólo se puede disfrutar de algunas dependencias de lo que fue en su día el Santo y Real Convento de la Orden de Santa María de Montesa y San Jorge de Alfama.

En la antigüedad el Castillo estaba habitado, principalmente, por religiosos y caballeros. Las funciones de Alcalde eran ejercidas por el sots-comanador, un caballero de la Orden de Montesa. Cuando una persona quería recibir el hábito de caballero pasaba al Castillo y se celebraba la ceremonia de nombramiento. En este Castillo debía de permanecer, al menos cuatro meses, aprendiendo ceremonias y oficios propios de la Orden. Durante la etapa del tercer maestro de Montesa se realizan las obras más importantes, construyéndose la sala capitular, el reflectorio, la Iglesia, una cisterna, un horno y la muralla que rodeaba el Convento. Todavía hoy, destaca en uno de los muros de la torre el escudo del maestro Pere de Tous.

Posteriormente, se construyó el dormitorio y la capilla de San Jorge, así como la magnífica puerta a las habitaciones del maestro, hoy trasladadas al Palau de la Generalitat en Valencia. El 13 de abril del año 1926, los restos del Castillo-Convento de la Orden de Montesa se declara Monumento Nacional.

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