El impulso de la Asociación de Vecinos de Velluters y las manos del artista Toni Espinar han hecho posible el mural más grande de Valencia, que está situado en la Plaza de la Bocha y pretende ser, además, el punto de partida para la regeneración de todo el entorno. La enorme pintura, de 36 metros de largo por 6 de alto, ocupa toda la trasera del Convento de la Encarnación, cuyos máximos responsables del Arzobispado y también la Conselleria de Cultura han dado su aprobación. Dos fines de semana tardó el autor en hacerlo con ayuda de ocho personas.

Según explicó Ricardo Burguete, presidente de la asociación de vecinos, con este mural, que se ha costeado con ayuda de numerosas entidades sociales, se ha querido reivindicar el pasado del barrio, vinculado a la seda, el carbón y la huerta, y el futuro del mismo, al menos de la plaza en el que está situado.

De hecho, para el solar de 1.100 metros cuadrados que ocupa casi toda la plaza (80% de la Generalitat y 20% del Ayuntamiento de Valencia) se ha pedido ya la colocación de juegos infantiles y espacios para los mayores (petanca), pues la opción del huerto urbano se descartó al darle poco el sol.

Esa idea se ha dejado para otro solar de la Generalitat Valenciana que está pegado a éste y da a la calle Balmes, junto al Gremi de Fusters. Allí si se ha solicitado permiso para un huerto urbano que está pendiente de aprobación. Será, además, un huerto en alto para que puedan acceder mayores con alguna discapacidad. Y si finalmente se consigue, será también el primer huerto del centro.

Enlace a la noticia