Es constante la alusión a la solidaridad como el motor de nuestras acciones con repercusión social. Todos hacemos actos de ayuda a otros apoyándonos en la idea de solidaridad. Pero muchas veces la solidaridad no existe o es un mero subterfugio que esconde otras ideas peores o más perversas. Esto puede tener importancia cuando nos desentedemos de algunos problemas que nos acucian, como sin duda es el de la inmigración: ahí la solidaridad suele fallar. También cuando nos comparamos con quienes están en peor situación económica que nosotros. No basta con invocaciones genéricas a la solidaridad. Es un tema de fondo que exige reflexión.