Esta nueva edición de "Poetas en el Ateneo", celebrada el pasado 28 de noviembre, tuvo como protagonista al poeta valenciano, Juan Luís Bedins. Tras las palabras de Vicente Bosch, y las de José Montoro, quien trazó una semblanza sobre la trayectoria y evolución poética de Bedins, el creador y motor de esta brillante idea y prestigiosa realidad, Vicente Barberá, condujo el acto.

Juan L. Bedins (Valencia, 1958) es escritor y poeta. Comienza a ejercer la docencia en 1982, año en que obtiene plaza por oposición. Ha trabajado también en la Conselleria de Educación, Investigación, Cultura y Deporte. Entra a formar parte del panorama literario valenciano en 1984. Es socio fundador de la Asociación Literaria “El Sueño del Búho”. Desde enero de 2012 preside la "Asociación Valenciana de Escritores y Críticos Literarios" (CLAVE).

Ha publicado seis libros de poesía: Sinopsis del olvido (Ed. Ojuebuey, Valencia 1991), Liturgia a siete voces (Ed. Instituto de Estudios Modernistas, Valencia 1994), Desde aquel balcón remoto (Ed. Instituto de Estudios Modernistas, Valencia 1997), Escucho otra cadencia en mi memoria (Ed. Páginacero, Valencia 2005), Tánger (Ed. Esvives, Valencia 2013) y Migración del alma (Ed. El Sueño del Búho, Valencia 2018).

Tras el recorrido por diversos momentos de su vida a través del habitual recorrido fotográfico, Barberá procedió a su serie de preguntas:

– ¿Cómo puedes hacer tantas cosas? –inquiere Barberá, ante la intensa actividad que desarrolla Bedins.

– Aprovecho mucho el tiempo. Soy muy activo y me organizo bien. Todo es cuestión de programarse, de llevar una agenda y de organización. Y desde luego, de trabajar intensamente y con mucha ilusión. La motivación es muy importante. Tampoco necesito dormir muchas horas; unas pocas pero bien descansadas.

– Recién jubilado. ¿Cómo te encuentras en esta nueva etapa de tu vida? ¿Estás cansado de vivir? ¿Eres feliz?

– De cansado, nada. Fui muy feliz en mi etapa laboral como profesor y director de un centro educativo público. Y ahora afronto esta nueva etapa con una enorme ilusión, con muchas ganas de vivir y de llevar adelante mis proyectos literarios y culturales en general, así como otras actividades en la vida para las que antes no tenía tanto tiempo. Me siento un afortunado y soy tremendamente feliz.

– ¿Qué puedes decir de la Asociación Valenciana de Escritores y Críticos Literarios, CLAVE? ¿Cuáles son los méritos de un presidente como tú que llevas ya lo menos unos 8 años?

– Puedo decir que me siento muy orgulloso de ser el presidente de CLAVE. Llevo ahora ocho años como presidente, desde enero de 2012; es decir, dos mandatos. Y me presento el próximo mes de enero a una nueva reelección. Quiero dejar la asociación consolidada y completar los proyectos que aún nos quedan pendientes. Nuestra asociación ya tiene treinta y cinco años, y en esta última etapa ha crecido mucho, tanto cuantitativa como cualitativamente. Los méritos de este presidente pienso que son atender a todos los socios y socias por igual y lo mejor posible; ser una persona sencilla, cercana, y trabajar mucho. Hay que dedicar bastantes horas cada semana (más de las que pueda parecer) y hacerlo con alegría e ilusión.

– Tengo entendido que empezaste a interesarte por la poesía en la adolescencia leyendo a Bécquer, pero no veo en tus versos mucha influencia del romanticismo ni del modernismo. ¿Cómo ves la poesía actualmente?

– Es cierto que comencé a amar la poesía leyendo a Bécquer, que me parece el gran revolucionario de la misma; porque un lenguaje claro y sencillo que llega a todo el mundo dice cosas muy profundas y hermosas. Yo empecé a escribir imitándolo de mala manera, pero ahora mi poesía discurre por otros caminos. Pienso que es una poesía intimista, que ha adquirido un tono más reflexivo y discursivo.

Actualmente veo muy bien la poesía, pienso que goza de muy buena salud. En España, y en concreto en la Comunitat Valenciana, se están haciendo cosas muy interesantes y obras de gran calidad; contamos con autores y autoras excelentes.

– Escribes en el díptico que lo haces por necesidad y para conocerte a ti mismo y al mundo que te rodea. ¿Te conoces? ¿Cómo es Juan Luis?

– Efectivamente, escribo por necesidad; a veces, por mera subsistencia. Para conocerme más a mí mismo y al mundo que me rodea. Para intentar entender aspectos de la vida. La poesía me ayuda a vivir intensamente y colma mi sed de trascendencia, porque como decía Caballero Bonald, “quien vive intensamente, vive eternamente”. Y con respecto a la otra parte de la pregunta, pienso que sí me conozco bastante bien. Aunque a veces no deja uno de sorprenderse de sí mismo. Soy un tipo sencillo y amable, generoso y entregado con la gente buena y leal. Me considero tranquilo, conciliador y educado. Tengo bastantes imperfecciones y defectos, pero eso lo dejo para los demás. Creo que soy buena gente.

Las preguntas fueron complementadas con la lectura de algunos de sus poemas por ocho poetas:

Gloria Sevilla: Temido sol.
Alicia Flores: En la noche.
María de los Ángeles López: La vida es memoria.
Blas Muñoz: Otra vez el mar.
María Victoria Roig: Los sueños compartidos.
María José Hernández: Arde el lienzo.
Cecilia Lombardía: Despedida.
Virgilio Fuero: Arena, incierta pisada.

Ya casi en la recta final de esta tarde poética, sin duda espléndida, Juan Luis Bedins procedió a leer algunos de sus más brillantes poemas. Y, finalmente, Vicente Bosch intervino para dirigir el coloquio y poner fin a la misma, invitando a la lectura del poema que figuraba en el díptico: “Asombro”.

Pascual Casañ

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