La segunda sesión de los Diálogos sobre los Diálogos de Platón discurrió a través de los libros III y IV de la República siguiendo el mismo hilo que la primera: ¿qué representa en la obra platónica el elemento dramático? Lastra defendió que es capital tener en cuenta que Sócrates no dice lo mismo cuando habla con Glaucón que cuando es su interlocutor Adimanto. Tal vez, se sugirió, es mejor que Adimanto nunca trate de salir de la caverna si no va a llegar a contemplar el Bien.

Por otra parte, la justificación filológica deliberadamente polémica de Negrete según la cuál no solo el elemento dramático sino la forma misma de diálogo es insignificante llevó a la discusión a tratar de elucidar qué es la filología. El estudio platónico de la filología frente al estudio filológico de Platón dejó a las puertas del problema platónico de la misología la cuestión fundamental de qué sea la filosofía misma y su enseñanza. La influencia del asunto es grande, puesto que está en juego la naturaleza de las cosas y, por tanto, qué es una constitución humana o cómo podemos ser propiamente nosotros mismos o amigos de nosotros mismos. En resumen: se hizo lo humanamente posible para llegar al proemio del mundo de las formas o esencias de las cosas, lo que tal vez constituye la ocupación central del estudiante serio.

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