Nuevamente, Luis Tobajas no nos dejó indiferente ante uno de los grandes enigmas de la humanidad, y volvió a llenar el salón Stolz del Ateneo con una conferencia-espectáculo en la que creó la atmósfera propicia para transportarnos al inicio del universo y comenzar así su conferencia. Enigmas del Hombre, trató de acercarnos a las dos grandes preguntas que desde sus albores se ha hecho la humanidad: ¿De dónde venimos? Y ¿A dónde vamos?

Comenzando desde el Big Bang, observamos el momento en que los primeros homínidos se pusieron de pie y cómo la naturaliza nos obligó a desarrollar el cerebro para sobrevivir en la selva hostil, para lo cual tuvimos que pagar un precio: nacer doce meses antes de lo que deberíamos.

Experimentos con simios nos abrieron la mente a la emoción de la naturaleza y su necesidad por cultivar lazos afectivos entre nuestros afines, reflexionando sobre la cuestión de: ¿somos individualistas o cooperativos?

Planeando por las viejas ideas de la Unión Soviética nos dirigimos al desastre de Chernobil visitando el reactor 4, recordamos el fin de la URSS mediante la derrocación de Ceaucescu por la organización espontanea de la sociedad.

Finalmente encauzamos un viaje hacia el futuro, porque en los próximos años vamos a ver magia. El concepto de coche cambiará ya que somos la generación de últimos conductores, veremos el fin de las cosas con la llegada de los materiales blandos, divisaremos el inicio del transhumanismo y en treinta años mediante el dominio de los telómeros descubriremos la muerte de la muerte.

Aprendemos de la historia no para predecir el futuro, sino para desprendernos de un pasado que nos ata a una felicidad insatisfecha, en aras de divisar nuevas alternativas que nos hagan convertirnos en seres trascendentes.

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